El Sosneado del recuerdo

Todavía quedan sosneadinos que añoran la presencia de la empresa Sominar (Sociedad Minera Argentina) que explotaba la mina de azufre en el distrito sanrafaelino El Sosneado.

Ahora en 2023, hacen ya 60 años que la recordada empresa radicada en El Sosneado vendía azufre al mercado internacional. En la década del 80 en la vuelta de la democracia a la Argentina la minera fue desguazada y vendidos todos sus elementos a unos chatarreros locales, que en algunos casos los reciclaron, por ejemplo al cable del cable carril, que tenía 14 km de recorrido, por donde bajaban el azufre hasta la planta y luego desde allí en camiones hasta el tren.

Las malas políticas llevadas adelante hicieron que todo se derrumbara, se perdió una gran fuente de trabajo, los trabajadores y sus familias debieron emigrar en busca de nuevos rumbos, ante el cierre de la mina y la planta de tratamiento del mineral, quedó un pueblo fantasma que solo podía vivir de la agricultura, pero en la estancia Sominar, de los mismos propietarios que el emprendimiento minero, no podía albergar a tantas personas para trabajar.

Hoy El Sosneado alberga a muchos puesteros, descendientes de pobladores originarios que continúan dedicando su vida a la cria de ganado menor, los populares chivitos de El Sosneado, con un sabor muy especial por los pastos que se dan en la región.

En la memoria de los pobladores más longevos, todavía quedan en su recuerdo la turbina que brindaba energía eléctrica. Esa maquinaria era atendida y cuidada por el puntano Don Suarez, hombre que había trabajado en la mina de hierro El Cóndor.

El agua tras pasar por la turbina y generar electricidad continuaba por las acequias hasta el Paraje Los Pocitos, regando los árboles-álamos blancos-que habían sido plantados en 1963 por el Policía Carlos Lemos, padre de quien fuera almacenero y poseedor de una bomba de nafta en la Ruta 40, el Pocho Lemos que posteriormente fue Delegado Municipal.

Mario Cid su padre El Gallego Cid acarreaban el material Azufre desde la planta en la montaña, en los camiones Dodge V8 (nafteros) hasta la Estación del Ferrocarril El Sosneado. Que grande era el ferrocarril, que grande era mi Argentina, que grande era mi patria que proveía al mundo lo que ellos no tenían.

Recuerda Mario Cid,» quienes recibían la carga y hacían los remitos eran Don Carnavales, un trabajador que estaba toda la semana en El Sosneado, junto al Guarda, El Lisiñio, oriundo de Monte Comán. Que épocas…cuando se enviaban los trenes cargados de azufre al puerto de Buenos Aires…Todo eso desapareció gracias a los malos gobernantes».

Aportes de Mario Cid

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