Durante todo el año 2022, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) tomó la decisión de que, de forma paulatina y progresiva, la tasa de interés de referencia fuera en aumento. Eso se dio en base a la suba de la inflación, porque quienes decidían colocar dinero a plazo fijo, por ejemplo, perdían y preferían volcarse a otro tipo de inversiones o al atesoramiento de dólar, que presionaba de manera directa las reservas de la autoridad monetaria.
Así las cosas, en la actualidad la tasa de interés nominal (TNA) se encuentra fijada en un 75%, mientras que la Tasa Efectiva Anual (TEA) puede llegar hasta un poco más del 107%. De esta manera, la tasa de referencia queda positiva frente a la suba del costo de vida de la población. Pero claro, lo que sucede también es que al subir la tasa que los bancos deben ofrecer a quienes colocan dinero a plazo, también produce el encarecimiento de los préstamos, los que deben fijar cada vez tasas más altas, y a su vez, impacta en la demanda de ellos y por lo tanto, en el consumo general de los argentinos, que en los últimos tiempos estuvo a la baja.
A su vez, desde la autoridad monetaria central también afirman que, si las tasas de interés bajan, puede suceder que muchos de los pesos que hoy están en plazos fijos, salgan de inversión y vayan directamente a la compra de dólar, lo que podría inmediatamente recalentar el mercado cambiario. Es así que internamente en el BCRA estiman que la posibilidad de reducir las tasas sólo es viable si la inflación de noviembre y diciembre del 2022 finalmente marca un registro menor del 4,9%, aunque tampoco expresan que sea excluyente.
Desde los sectores más duros del Poder Ejecutivo sostienen que una vez firmado el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), es hora de reactivar el consumo de los argentinos. Esto sin dudas llevaría a que la población tenga una mejor imagen del Gobierno, que se podría traducir en votos a favor de cara a las elecciones que se avecinan en este 2023.
Volviendo al tema de las tasas de interés y su posible reducción, impactaría positivamente en la toma de créditos por parte de los argentinos, un segmento que viene en constante caída. Por ejemplo, en lo que respecta a financiamiento a privados, sólo en el mes de noviembre tuvieron una caída del 12,5%. Por el lado de los créditos al consumo, vale decir que también están pasando un mal momento, toda vez que tienen bajas importantes, y en términos interanuales se registraron caídas del 15,8% en los últimos meses del 2022. Los bancos más grandes del país están ofreciendo créditos personales y de consumo con tasas que generalmente superan el 200%, lo que sería tres veces más alta de lo que seguramente será la inflación en el 2023.
Para finalizar, destacar que por el momento el Banco Central conjuntamente con el Ministerio de Economía, estarían dispuestos a pagar el costo de que el consumo no crezca, sin bajar las tasas de interés, pero resguardando el mercado cambiario, a los fines de que no suceda un alza exponencial en el precio de la divisa estadounidense en el corriente año.