El mástil vacío

Las banderas, los hitos memorables y miserables de nuestra Argentina

Semana breve
Este feriado ha servido para incrementar la movilidad turística y para que la semana sea tan breve como la pretensión de muchos. Día previo al inicio de la estación más fría, fría como la fecha elegida para homenajear al símbolo Patrio

Campeones del olvido
Si es por el paisaje citadino, nadie detectaría que el feriado de hoy obedece al día de la Bandera Nacional. A diferencia de las celebraciones cuando la selección de fútbol mayor varonil gana alguna competencia considerable, hemos visto hoy escasas banderas y algún mástil vació, carente de sentido.

Ironía o reivindicación
Durante la gestión de uno de los tantos presidentes fraudulentos de nuestro País, Roberto Ortiz, en 1938 se definió celebrar el día de la Bandera en conmemoración de la muerte del General Manuel Belgrano. Algo que hubiese sorprendido a aquél abogado, economista, periodista y militar (por decisión propia) Manuel Belgrano, quien murió en la más decrépita soledad y abandonado por sus compatriotas y específicamente por el poder de turno. Pobre, enfermo y solo.

Loable pero necrológico
Como recordarán docentes, memoriosos y no muchos más, la bandera fue creada y enarbolada el 27 de febrero de 1812, pero quizá con buen criterio, febrero es un mes sin la actividad típica -escolar- y podría pasar desapercibido como fecha, por lo que elegir el mes de junio pudo ser acertado como concepto. Pero convengamos que tres días antes, el 17 de junio, es la fecha de natalicio de Belgrano, y sería quizá menos lúgubre recordar y homenajear a nuestra enseña Patria recordando la luz de la vida en vez de la oscuridad de la muerte, más allá de lo de inmortalidad que le asignamos a nuestros prohombres

Cara de Roca
La devaluación permanente de nuestra moneda nos impide tener la memoria en la billetera. Afortunadamente se clausuró esa pasajera moda de ilustrar los billetes con animales y se regresó a la convención de incluir a personajes gravitantes de nuestra historia. Eso sí, cada cual le asigna un otro valor a cada billete y no por asuntos de pasión numismática sino por afecto político.

Los billetes de cien pesos, por ejemplo, están estampados, unos con la cara del dos veces presidente Julio Argentino Roca y los otros con la imagen de María Eva Duarte de Perón, Evita para los compañeros y compañeras. Ya no alcanza para demasiado, pero la historia adquiere importancia desde un lugar inmaterial

Como cuentan Felipe Pigna y Armando Alonso Piñeira en detalle, Belgrano murió pobre y olvidado. Su entrega y generosidad no gozaron de la mínima reciprocidad

Después de un largo mes desde su muerte recién se realizaron las exequias (27 de julio de 1820) pero sin el protocolo que mereció y sin presencia oficial. Aunque la convulsión política del momento pretende explicar tan triste escena, sirve de explicación para quienes insisten en creer que la grieta es un fenómeno del tercer milenio.

Aurora
Ninguna de sus alas azules,hoy, como dice la bonita poesía de Aurora, porque la historia sin rigor se trata de versiones que van cosiendo símbolos imaginarios. Tal como sentenció Jorge Luis Borges «el mito es el verdadero fin de la historia, lo demás, periodismo efímero», o sea, lo que importa es lo que se sella en nuestra memoria, a fuerza de reiteración y poder y nos resulte verosímil, después las ciencias se encargarán de desmentir los mitos pero si no gozan de la misma frecuencia de reiteración y la imposición desde los poderes, también la ciencia deberá conformarse con el desdén.

Lavandera
Mal podríamos atribuirle los cambios de color de nuestra bandera a la acción de alguna lavandera obsesiva por la limpieza. Según lo que la historia última señala, hay dos posibilidades y en ambas, según científicos del CONICET, el color original es azul ultramar. Decimos dos opciones porque ambos pabellones encontrados 70 años después de la batalla de Ayohuma, en la localidad de Santiago de Macha, o Macha, a la sazón, aldea en la que nació Tupac Amaru II, tan vigente por estos días, ambos estandartes comparten los colores blanco y ese azul de ultramar, la diferencia es que una es con dos bandas blancas y la otra azul, y la otra, que hoy se encuentra en el Museo Nacional (en Buenos Aires, obvio) es la primera opción. Fue en 1816 la Asamblea decidió que la enseña Nacional fuese así y le incorporaron el Sol Inca en el medio, imagen que aún hoy algunos omiten.

Vergüenza es robar, y más aún, a un muerto
Antes de tener una sepultura acorde a su labor patriótica, Sarmiento hizo construir una estatua. Luego Roca hizo construir otra y decidió hacer una ceremonia con todas las pompas merecidas y en un lugar apropiado. Cuando fueron a exhumar sus restos, se encontraron con que el féretro de baja calidad no había resistido el paso del tiempo y sólo encontraron huesos frágiles y los dientes. Aunque parezca invención del realismo mágico, los ministros del presidente Roca, Joaquín V. González y Pablo Riccheri se robaron, cada uno un diento del General Belgrano, dato consignado por los periodistas presentes y publicado en Caras y Caretas. La explicación que intentaron fue ridícula, y la vejación no tuvo ninguna sanción.

Faltan cuatro años
Si acaso tuviésemos el profundo anhelo de ver cada casa, todos los vehículos, edificios estatales y privados ataviados con la «enseña que Belgrano nos legó», deberemos esperar que el próximo «mundial» nuestros héroes deportivos consigan el cuarto trofeo, pero si al menos decidimos mostrar tímidamente que honramos nuestra historia y homenajeamos a quienes la forjaron con valor, entusiasmo y verdadera entrega, tenemos oportunidad el próximo 9 de julio que, lamentablemente para las especulaciones materiales, será domingo.

Por Ariel Robert/portada.com.ar

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