Un destacado empresario de 61 años había señado junto a su mejor amigo el 10% del viaje, pero una serie de ‘falencias’ del sumergible le hicieron repensar la peligrosa expedición.
Chris Brown es un empresario multimillonario que estuvo a punto de formar parte de la tripulación del submarino ‘Titán’, pero una situación fortuita le terminó salvando la vida milagrosamente: junto con su mejor amigo -Hamish Hardin, una de las víctimas fatales- reservaron su lugar en el sumergible y abonaron anticipadamente el 10% del viaje hacia 2018. Sin embargo, las condiciones de seguridad de la expedición le resultaron insuficientes y exigió vía mail una certificación de seguridad a la empresa OceanGate. Como su petición no fue respondida, el hombre de 61 años dio un paso al costado, sin saber que estaba salvando su vida de una tragedia fatal.
Brown y su amigo, el explorador Harding, bebían unas cervezas en la isla privada de Richard Branson, dueño del emporio Virgin, y durante la charla se convencieron: querían visitar las ruinas del Titanic, por lo cual decidieron abonar en 2018 el 10% de la expedición, cuyo valor ascendía en aquel entonces a un costo total de 80.000 libras.
Con posterioridad, Chris se trasladó hacia Bahamas para verificar la preparación del submarino y sintió desconfianza por cuestiones relativas a la seguridad y la tecnología del Titán que terminó implosionando en el Atlántico Norte.
«Descubrí que utilizaban viejos postes de andamiaje para lastrar el submarino y que sus controles se basaban en mandos de juegos de computadora», declaró Brown ante el periódico británico The Sun.
«Si tu idea es construir tu propio submarino, probablemente puedas utilizar barras viejas de los andamios, pero se trataba de una nave comercial», consideró el magnate.
Otro de los puntos que motivaron sus dudas se vincula con la iluminación improvisada del sumergible, los espacios confinados y la posición de los propulsores, que se extendían cerca de unos cables «que podrían engancharse en cualquier parte», según Brown.
También se sintió inseguro al comprobar que el submarino solo podía ser abierto desde la compuerta exterior.
«Esto no sólo plantea un problema con el suministro de oxígeno en la superficie, sino que también es una preocupación de seguridad», amplió el sobreviviente en declaraciones a Daily Mail.
Ciertamente, Chris Brown no estaba convencido y no le gustaba «nada el diseño» del Titán. «Creo que la empresa tomó demasiados atajos», expresó.
Tras realizar una pequeña inspección dentro del submarino en cuestión, Brown derivó en vano un mail a OceanGate para solicitar algún tipo de certificación de seguridad.
Su petición no fue respondida y el magante tomó una firme resolución: «Todo eso hizo aumentar mis sospechas. Les envié un email y les dije: ‘Ya no puedo continuar con esto'».
Entonces pidió el reembolso de la seña del 10%, es decir, unos 25.000 dólares de los 250.000 total. «Todo era un poco inepto y me hizo pensar en el riesgo que corría», advirtió el exitoso empresario de marketing digital.
Sin embargo, desafortunadamente su amigo Harding continuó adelante con su sueño de visitar los restos sumergidos del Titanic, sin advertir los peligros que se avecinaban.
«Estoy profundamente entristecido por la tragedia del Titán. El mundo de la exploración ha perdido a personas increíbles. Mis pensamientos están con las familias de todas las almas perdidas», se lamentó Brown tras la catástrofe.
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Su mejor amigo era Hamish Harding, uno de los tripulantes fallecidos
Hamish Harding tenía 58 años y era padre de dos hijos. Se desempeñó como un virtuoso explorador que el año pasado voló al espacio en un vuelo del cohete Blue Origin de Jeff Bezos.
También formó parte de dos misiones al Polo Sur y se había sumergido al Challenger Deep, la región más profunda de la Tierra en el fondo del océano Pacífico.
«Era una explorador apasionado, sin importar el terreno, que vivía su vida para su familia, su negocio y para la próxima aventura», lo definió su familia en un emotivos mensaje transmitido a los medios británicos.
«Fue un guía, una inspiración, una apoyo y una leyenda vida. Era único y lo adorábamos. Lo que logró a lo largo de su vida fue realmente destacable y si podemos extraer un pequeño consuelo de esta tragedia es que falleció haciendo lo que amaba», consignaron.
Stockton Rush, Paul Henry Nargeolet, Shahzada y Suleman Dawood integran el resto de la tripulación que naufragó en las profundidades del Atlántico Norte.