La administración cornejista anunció un acuerdo con Nación para la hacerse cargo de la reparación de varias rutas nacionales, entre ellas la 143 entre Pareditas y San Rafael.

Claro, la letra chica le tocó leerla al ministro de Gobierno, Natalio Mema, quien aseguró que será “vital la instalación de peajes para recuperar la inversión” que hará la provincia en las rutas.

En este mismo sentido, se supo que el dinero que pondría la Provincia (el uso del potencial es obligado por la falta de información oficial al respecto) saldría del fondo de los célebres 1023 millones de dólares que la Nación le pagó a Mendoza, que supuestamente iban a ser destinados a la sureña Portezuelo del Viento pero que el gobernador “federalizó” con objetable criterio.

Las voces contrarias a la iniciativa no han tardado en alzarse y ya muchos observan con más claridad que tiempo atrás el perjuicio que demasiadas veces generan las decisiones del poder central de la provincia para con quienes viven del río Mendoza hacia el sur.

Y es que, a lo que se evalúa como un despojo de esa “torta” impresionante de dinero que iba a motorizar la economía de la zona se le suma que, en realidad, afecta más a los sureños que a los del norte dicho pago de peaje.

Son muchos más quienes transitan desde aquella zona hacia la Capital o el Gran Mendoza (ida y vuelta para hacer trámites, ir al médico, tomarse un avión), que quienes lo hacen en sentido inverso.

Párrafo aparte para la falta de claridad a la hora de informar quién y cómo cobrará esos peajes. Un sistema que, históricamente, a beneficiados a amigos del poder.
Dios está en todas partes, pero…